Caballero en batalla

En memoria al Levantamiento del 2 de Mayo

Hoy recordamos uno de los momentos más importantes y duros de la historia de la capital española

Es 2 de Mayo de 1808, el pueblo está enfadado. Varias personas miran atónitos como se llevan a los niños. La gente empieza a realizar su protesta abordando los carruajes, incluso algunos llegan a abordar a los soldados que protegen estos carruajes. En esos momentos había comenzado el levantamiento.

El General en Jefe de las tropas francesas en la península era el General Murat, gran estratega y de plena confianza de Napoleón. No obstante, era cruel con el enemigo y mandó un regimiento de granaderos para reprimir las protestas populares. Estos comenzaron a disparar indiscriminadamente hacia los civiles que se estaban amontonando en lo que actualmente conocemos como la Plaza de Oriente, dejando como resultado múltiples bajas y diversos heridos.

El pueblo de Madrid tenía ganas de venganza y en las calles se fueron formando guerrillas dirigidas por distintos caudillos, pobres y ricos unidos por la misma causa, los ricos abastecían repartiendo las pocas armas que poseían a sus empleados de confianza, de los barrios y calles, con hoces, guadañas, navajas de siete y doce muelles, su más fiel arma.

Las guarniciones de los cuarteles estaban alborotadas. Muchos héroes estaban preparando su hazaña y pensando en unirse con el pueblo, su pueblo, ellos no son franceses y habían matado a sus vecinos y amigos.

El parque de artillería de Monteleón (Actual Plaza del 2 de Mayo), se unió al levantamiento. Los soldados y civiles aguantaron las cargas realizadas por el ejército francés los primeros hostigamientos, pero cuando llegaron las cargas de los mamelucos (esclavos guerreros) ya no pudieron aguantar el duro enfrentamiento.

Sacaron los cañones del acuartelamiento uno en frente de la puerta y los otros apuntando a extremos opuestos. Aguantaron el primer envite, pero cuando Murat mando el fuerte del ejército ya no tuvieron tanta suerte. Resistieron hasta perecer en el campo de batalla.

Encarnizados combates cuerpo a cuerpo

En la Puerta de Toledo y la Puerta del Sol los combates fueron encarnizados. Hombres, mujeres, jóvenes, ancianos todos a una, luchando contra la ofensiva francesa. Los Mamelucos no tenían compasión, cortaban cuellos y clavaban un cuchillo a todo el que se ponía en su camino.

Caballeros luchando
Hombres, mujeres, jóvenes y ancianos lucharon unidos frente al mismo enemigo | Getty Images

Las calles fueron tomadas por las caballerías y la gente huía despavorida. Algunos se colaron en las casas, pinchando y trinchando a los insurrectos. La población estaba siendo diezmada, las bajas entre la población casi llegaban al millar de personas y los cadáveres se encontraban por toda la zona, desde San Bernardo, hasta, toda la zona de la Calle de San Andrés.

En las calles las peleas entre espadas y navajas eran habituales. Franceses muertos rajados, degollados a palos, apedreados, cualquier arma era buena. En la Calle de San Andrés, una pequeña resistencia de madrileños seguía defendiendo la puerta del cuartel de Monteleón. Entre ellos se encontraba Juan Manuel Malasaña, uno de nuestros héroes y padre de nuestra heroína, Manuela Malasaña.

Manuela, con tan solo 17 años, era quien abastecía de cartuchos a su padre y a su madre que, desde su casa situada en la Calle de San Andrés en el número 18, defendían ese flanco. No obstante, la historia no tuvo un final feliz.

Su padre le ordenó que abandonara el lugar antes de que fuera demasiado tarde. La joven costurera huyó de los alrededores del cuartel de Monteleón, pero el destino la hizo cruzarse con un par de soldados franceses, los cuales intentaron cortejarla y ella al no hacerles caso y defenderse con dureza, la arrestaron y la hicieron fusilar, acusándola de ir armada, al portar unas pequeñas tijeras que guardaba en un lateral de su vestido.

Fusilamientos y represión

La noche estaba llegando y una ordenanza firmada por el General Murat llegó a la ciudad. En ella se decía que  todo aquel que fuera detenido con un arma sería fusilado.

En la Madrugada del 3 de Mayo los fusilamientos protagonizaron la velada en diversos muchos puntos; El Paseo del Prado, Moncloa, Monte de Príncipe Pio, por nombrar algunos de los más importantes, ya que la propia Puerta del Sol y Puerta de Toledo también fueron testigos de estos fusilamientos, el cuadro de Goya que representa los fusilamientos, fue pintado con la imagen de los fusilamientos de la Moncloa.

Caballeros entrando en la batalla
Todo aquel que fuera detenido con un arma sería fusilado | Getty Images

Suenan tambores de muerte, trompetas lejanas, Madrid está llorando, los tiros de los fusilamientos se escuchan por toda la ciudad, entre ellos el de nuestra joven heroína Manuela Malasaña que va a perder su vida. Así muchos otros héroes, héroes anónimos que dieron todo por la sin razón del ejército francés.

Algunos militares que habían conseguido huir, llegaron a la población de Móstoles. Después de andar los 18 km que los separa llegaron al Ayuntamiento dando la voz de alarma.

El entonces, el Alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón, mandó una carta contando y animando a defender España contra los franceses, la cual decía así:

El ejército francés ha comenzado la opresión con el pueblo. El pueblo de Madrid se ha levantado contra ellos, tienen a muchos detenidos los acuartelamientos aislados y hostigados, están fusilando a la población. Necesitamos ayuda, para comenzar una sublevación contra los invasores gabachos.

A caballo fue llegando el mensaje hacia las poblaciones cercanas. Toledo, Badajoz, zonas de Andalucía y otras zonas de España, recibieron el mensaje en el que se pedía que los pueblos hermanos y las milicias se levantaran en armas, para ir a salvar a los ciudadanos madrileños.

El 4 de Mayo de 1808 la mayoría de las regiones españolas ya estaban enteradas de los sucesos acontecidos en Madrid y dio el comienzo la guerra de la independencia, aunque la declaración de guerra oficial fuera un mes más tarde, desde las cortes de Sevilla.

Los héroes convertidos en calles

Ahora los nombres de las Calles Velarde, la Plaza del 2 de Mayo, donde estaba situado el Parque de Artillería de Monteleón, la Calle Manuela Malasaña, la Calle Ruíz y muchas otras recuerdan lo que fueron esos días para el pueblo de Madrid. Monumentos, barrios y muchos otros objetos ornamentales en la memoria de un pueblo que se alzó contra los invasores.